viernes, 10 de enero de 2020

LA RADIO Y SU IMPACTO EN LA SOCIEDAD ACTUAL


LA RADIO Y SU IMPACTO EN LA SOCIEDAD ACTUAL
RESUMEN :
El siguiente Paper trata de integrar seis diferentes investigaciones sobre la radio, su lenguaje , discurso e  impacto que tienen en la sociedad actual.
Aunque resulte paradójico, todavía hoy, una parte del pensamiento intelectual que trata el fenómeno de la comunicación de masas como un instrumento de reflexión sobre el proceso de construcción de la realidad que estructuran los medios audiovisuales .

PALABRAS CLAVE : LENGUAJE RADIOFONICO , RADIO , DISCURSO RADIOFÓNICO

ABSTRACT 
The following Paper tries to integrate six different investigations about radio, its language, discourse and its impact on today's society.
Although it is paradoxical, even today, a part of the intellectual thought that treats the phenomenon of mass communication as an instrument of reflection on the process of construction of reality that structures the audiovisual media.

KEY WORDS RADIOPHONE LANGUAGE, RADIO, RADIOPHONE SPEECH

DESARROLLO

Hacer radio es definir y producir cotidiana y sistemáticamente la programación que le da vida a una emisora y que, por tanto, alimenta un tipo de relación de comunicación con una audiencia determinada. Ese eje central, rector, en torno al cual se articula el eje de la programación es lo que llamamos perfil de una radio, la cara de la emisora, de su personalidad. Distintas radios tienen, entonces, distintas personalidades.
La radio, es el medio sonoro por excelencia. Es particularmente sugestiva y debemos de emplear esa capacidad de sugestión, para compensar la una sensorialidad del medio, es menester suscitar en las emisiones una variada gama de imágenes auditivas.
En la radio, al igual que en los otros medios, convergen todas y cada una de las condiciones necesarias para hacer de la comunicación una realidad, ya que, entre otras cosas, tiene un lenguaje y un código específicos de los que se sirven sus profesionales para construir toda esa amalgama de mensajes/sonido que llegan a nuestros oídos a través de los aparatos receptores.
Existe lenguaje cuando hay un conjunto sistemático de signos que permite un cierto tipo de comunicación. Que un lenguaje se caracterice por una agrupación de signos es lo que lo define como sistema semiótico.
El lenguaje radiofónico no tiene límites, y exige eso, que no se le limite, ya que el medio está abierto para que a través de él transiten y se muevan con libertad las palabras, los enunciados, las ideas, los pensamientos, los sentimientos, el acontecer, el humor, la filosofía, la vida.
El lenguaje de la radio al ser percibido con los oídos nos libera de la una direccionalidad de la atención, a diferencia de los ojos en relación a las imágenes. Esto no implica que no podemos construirlos, por el contrario, ya que la voz, la música, los efectos sonoros y el silencio son los elementos o llamados también componentes del lenguaje radiofónico en su conjugación tienen la potencialidad de configurar imágenes sensoriales. Imágenes que desde el oído apelan a otros sentidos y nos permiten desde el rol de oyente terminar de construirlas en nuestra imaginación de ese modo cada imagen toma una forma única y particular para cada persona que esté dispuesta a recibirla e interpretarla.
La voz (o el lenguaje de los humanos), la música (o el lenguaje de las sensaciones), los efectos sonoros (o el lenguaje de las cosas) y el silencio son los cuatro componentes del lenguaje radiofónico, aunque en un medio sonoro por excelencia como es la radio hablar de silencio pueda resultar contradictorio, hay que tener en cuenta que el silencio es también un sistema de signos, en tanto que cuando se utiliza en radio goza de significado, significante e intérprete.

"La programación radiofónica es la previsión de los programas que van a ser emitidos durante un tiempo determinado a través de una emisora de radio…" (MUÑOZ y GIL, 1994: 66)

EL LENGUAJE RADIOFÓNICO

El lenguaje radiofónico no es únicamente la palabra; se constituye de los sistemas expresivos e la palabra, la música y os efectos sonoros. –Esta falsa identificación del lenguaje radiofónico- - como el lenguaje verbal en la radio se afianza en la limitada concepción del medio como un canal transmisor de mensajes hablados, soporte para la comunicación a distancia entre personas, excluyéndose el carácter de la radio como medio de expresión.
Han sido casi siempre profesionales del periodismo radiofónico o investigadores de la radio como un medio de información periodística quienes han defendido esta reducida capacidad expresiva del lenguaje radiofónico como un simple sistema semiótico de la palabra
El lenguaje radiofónico es flexible y permite expresar casi cualquier cosa, porque apela a la imaginación y a la buena voluntad del que escucha. De ahí, que el elemento más importante sea el habla, la palabra, la voz, sin perder de vista que va acompañada de la música y el ambiente sonoro.
El denominador común de los componentes del lenguaje radiofónico es, ante todo, su ilimitada riqueza expresiva y su gran poder de sugestión. Por eso, utilizando sólo la voz, o sólo la música, o la voz y la música, o la voz y el silencio, o todas las materias primas a la vez, podemos lograr que el oyente visualice en su mente un paisaje, recree un movimiento, sienta miedo, se entretenga o se aburra, ría o llore, calle o grite... Porque en el universo sonoro radiofónico todo es posible.
El lenguaje radiofónico es por naturaleza un lenguaje oral. Sin embargo, aunque parezca una perogrullada, hay que señalarlo y repetirlo porque a los hablantes, a los emisores, a los locutores, se les olvida. El lenguaje oral se caracteriza por su construcción simultánea con el pensamiento. Se elabora en situación; es razonamiento que se va haciendo. Si bien su finalidad es convencer, informar, interrogar, también es escuchar y dejarse convencer, enterarse y responder.
Se estructura sobre la base del lenguaje coloquial, familiar, cercano, y por esa razón se introyecta en la mente y el alma del oyente. La radio es un medio que nos convoca, nos llama y, aunque lo hace personalmente, en forma íntima, somos muchos, una comunidad social la convocada por el mensaje. Gracias a ese carácter personal y social al mismo tiempo, el lenguaje radiofónico, compuesto por los elementos sonoros necesarios, es capaz de suscitar, por la fuerza de las palabras, su capacidad de recoger lo que tiene significado común y la experiencia propia de los interlocutores, la presencia de hechos, sentimientos, sucesos pasados; evocar lo que tiene sentido.

“Porque el lenguaje radiofónico no tiene límites, y exige eso, que no se le limite, ya que el medio está abierto para que a través de él transiten y se muevan con libertad las palabras, los enunciados, las ideas, los pensamientos, los sentimientos, el acontecer, el humor, la filosofía, la vida.” ROMO, C. (1997)

RADIO

Hacer radio es establecer comunicación, crear sentido en común. Es considerar al receptor como un interlocutor; porque la radio provoca en la audiencia una relación personal gracias a la cualidad del sonido de ser introyectado; a la posibilidad de que, quien escucha, recree el mensaje de acuerdo con su experiencia, sus vivencias, su historia. El oído es un sentido atento, que no se cierra o se apaga; que invita y propicia la introyección hacia un mundo interno pleno de experiencias y sensaciones visuales, táctiles, auditivas
La radio es, ante todo, palabra y por ello, el cuidado necesario. Ante el micrófono es importante lo que se cuenta, pero también como se cuenta. No se puede maltratar el lenguaje amparándose en excusas como el hecho de querer aparentar naturalidad ante el micrófono o la rapidez con que este medio informa a sus oyentes. Emplear correctamente el lenguaje no sólo es una cuestión e buen gusto o formalidad, sino que forma parte del compromiso social del periodista radiofónico.

"La radio no es celosa de su público, como la televisión y la prensa, no la quiere para ella sola. La radio sabe que la gente tiene mil cosas qué hacer y otras mil en qué pensar. Ella está ahí, al lado de quien la llame, siempre disponible, nunca absorbente. Ningún medio de comunicación es más generoso que la radio" (LÓPEZ VIGIL, 1997: 466).

La radio es escuchada cada día por un alto porcentaje de la población, en todas partes. Acompaña a las personas en su hogar, en el lugar de trabajo e incluso va con ellas en la calle, el bus o el automóvil. Pero sin duda, la mayor efectividad de la radio está en su capacidad de alcanzar a distintos grupos de consumidores para influir en sus opiniones, sus hábitos y sus patrones de consumo, marcando su estilo de vida.
El oído es un sentido atento, que no se cierra o se apaga; que invita y propicia la introyección
 hacia un mundo interno pleno de experiencias y sensaciones visuales, táctiles, auditivas El lenguaje radiofónico es flexible y permite expresar casi cualquier cosa, porque apela a la imaginación y a la buena voluntad del que escucha. De ahí, que el elemento más importante sea el habla, la palabra, la voz, sin perder de vista que va acompañada de la música y el ambiente sonoro.
El buen emisor que intenta comunicarse, es el que considera al oyente imaginario como alguien concreto y se dirige a él con la intención de recibir una respuesta dialógica, y no en forma de monólogo, por eso recurre a ciertos usos pronominales que hacen presente al escucha, con expresiones posibles al hacer referencias personales como: tú que me escuchas, como ustedes saben, de acuerdo con eso que ustedes prefieren, qué les parece si ahora vamos a.

DISCURSO RADIOFÓNICO

El locutor de radio o el hablante de radio es eficaz cuando no le basta con decir algo, sino cuando al decirlo realiza una acción; entonces son muy claras sus intenciones de comunicar, de comunicarse, de entrar en relación con el oyente, con su interlocutor, a través de actos de habla en los que se logra algo (per locución); porque se convenció, se persuadió, no se obligó. Porque es él o ella quien habla, quien dice y no otro.
La concepción del lenguaje en la radio suele ser escrito y no oral. Se quiere manejarlo y programarlo desde el código escrito y no desde el habla. Los textos se escriben sin respetar o sin recordar que serán leídos en voz alta y en presencia de nadie, y que, al mismo tiempo, deberán ser oídos, escuchados, percibidos, recibidos, asumidos, por seres humanos, que están en otra parte y que quieren dialogar con él y que aceptan la convocación, pero que no pueden captar la intención, la riqueza y la expresividad, si éstas no son transmitidas, es decir, si no están en el mensaje que se le envía.
El discurso radiofónico tiene unas características especiales, fruto de las peculiaridades narrativas que exige el soporte y de la naturaleza de los elementos con los que se trabaja. En la radio existen dos estilos que necesariamente obligan a diferenciar entre la narración improvisada y la narración que corresponde a la lectura o interpretación de un texto.
Para construir relatos coherentes y atractivos, hay que tener presente que van a ser emitidos por la radio, lo cual conlleva unos requisitos muy concretos. Por eso es importante y necesario conocer las características del soporte a la hora de escribir un guión o de adaptarlo, para resolver correctamente todos los imprevistos que se planteen.
El discurso radiofónico y su lenguaje formado con sonidos, voces, entonaciones, silencios, músicas, etc., así como las mezclas posibles se caracterizan, a diferencia de los signos lingüísticos, en su naturaleza analógica puesto que es más difícil determinar las lejanías entre el signo y su significado si reparamos, por ejemplo, en los sonidos de una ambulancia o del auricular telefónico.

Los signos en la radio tienen un gran parecido con la realidad. El valor radica en la verosimilitud. No es una recreación fría y distante, como la prensa escrita, sino que, en efecto, percibimos personas de carne y hueso que cantan, hablan, se equivocan, están ahí, lo dicen que están ahí, y que nosotros estamos en contacto con ellos, creyéndoles en toda la realidad que les da el habla directa y viva.

Una palabra en la radio bien vestida, como la poesía, sugiere más de lo que usted pueda ver. Una de las primeras reglas de la comunicación es que para comunicar hay que agradar, y agradar significa, entre otras cosas, tener un valor estético.

Si en un mensaje de afiche son importantes los colores, las formas, y el juego de las imágenes, en la radio  las palabras, los contrastes de sonidos y la envoltura final de un producto auditivo determinan el consumo habitual de las propuestas radiofónicas.
En el relato radiofónico conviven varios niveles y varias modalidades comunicativas, que se corresponden con las diferentes estructuras. Un programa casi nunca es un relato homogéneo y continuo. Al contrario, está compuesto por una serie de secciones que son las que aportan diversidad y rompen la monotonía. Cada sección, o cada escena, tiene una estructura y una identidad propias, aunque está integrada y adaptada al marco genérico del programa. Entonces, en todo formato existen, por lo menos, tres niveles de análisis: la macro estructura global, que refleja las características generales del espacio; la estructura de cada una de las secciones, que pueden estar relacionadas entre ellas, si se trata de un programa de contenido homogéneo, o ser totalmente independientes, como sucede en un magazín; y, en tercer lugar, están las unidades significativas que contienen la esencia individual de cada elemento narrativo.

"La función de la programación está centrada en prestar un servicio diverso, respetuoso y dinámico a un público que ya no se conforma con la música de fondo y los programas pasivos que se originaron en la primera época de la frecuencia modulada. (...) El reto de la radio consiste en que un director de programas sea capaz de centrar su interés en el mundo del espectáculo y el de la información, que propicie nuevas alternativas de servicio a la sociedad y abra nuevos horizontes en el servicio al aire. Por ello no debe pasar inadvertido que el producto de una empresa radiofónica puede ser tan bueno como el hombre que propicia, supervisa y mejora constantemente su desarrollo y crecimiento programático" (FIGUEROA, 1997: 389).


CONCLUSIONES:
- La radio posee un lenguaje sin límites ni barreras, capaz de llegar al oyente a través de la adecuada transmisión de mensajes, los cuales deben tener en equilibro dos componentes muy importantes: el semántico y el estético.
- El lenguaje radiofónico comunica de diferentes maneras el mensaje que se quiere dar al receptor, este no solo llega a ser comunicado solamente por la voz, sino que son un conjunto de herramientas auditivas que conllevan a la construcción de un mensaje completo y objetivo para ser fácil de asimilar, aunque este no sea del todo fácil de construir.

 - El discurso radiofónico tiene unas características especiales, fruto de las peculiaridades narrativas que exige el soporte y de la naturaleza de los elementos con los que se trabaja.

REFERENCIAS:

Páez, J. J. (2006). El lenguaje radiofónico: Introducción. Publiradio, 4.
Vigil, J. I. (1997). "Radialistas Apasionados". Quito: Artes Gráficas Silva.
Dávila, D. M. (s.f.). De radio en radio: el escenario radiofónico, 1-7.
Soengas, X. (s.f.). El discurso radiofónico. Particulares de la narración sonora. Prisma, 101-127.
Manual Urgente para Radialistas apasionados,2000)




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Audio

                                                                       Entrevista
                                       
                                                 Entrevistado Mg. Faustino Pisfíl Llontop

 Ilustrador Gráfico